Edificio J
Ante la incapacidad de conservar el edificio existente, pero conscientes de las bondades que este tenía se decidió emprender lo que podría definirse como un proyecto de reconstrucción tipológica a través del cual se buscó rescatar la imagen “presencial del edificio” y su relación con el entorno. Es así, como en este proceso se respetó el aspecto exterior, escala e inserción del anterior edificio en la Universidad, procurando emular el proyecto de Crooke, pero introduciendo nuevos aspectos tecnológicos que requería un edificio de laboratorios contemporáneo. Para lograr este propósito se respetó la distribución estructural, pero se incremento la sección de las columnas, y se conservó la organización interna de la edificación, definida por un punto fijo en la mitad de la planta que distribuye a una circulación central.
En la fachada se utilizó el lenguaje arquitectónico de la anterior edificación con un manejo semejante de llenos y vacíos. Se tomó esta determinación, no sólo para mantener su lenguaje arquitectónico, sino porque tanto en ese momento como ahora, esta respuesta formal obedeció a la necesidad de mantener cerradas grandes superficies internas en los laboratorios en donde se albergaron los que hemos denominado “nichos espacio” para alojar muebles perimetrales. en ocasiones estos muros se han provisto de luz artificial para emular condiciones de luminiscencia de otras latitudes para experimentos específicos.